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Un post de Balasero |
Y de repente, llegamos junto a la locura... saltamos desde los tejados, cayendo a peso en el cuarteado piso del costumbrismo, para hacerlo temblar. Reímos, y nuestras carcajadas sangran dolor, verdad y asesinato. Todo bajo el abrigo del humo denso de la sinrazón. Bendito abrigo que no paramos de vestir.
Moriremos
con las botas puestas... y ellos, morirán desnudos y sin nada alrededor. Sí,
moriremos con las botas puestas, pero tan solo para renacer con las uñas largas
y la intención oculta bajo la mirada de la indiferente irreverencia. Esa que
nos mostrará el camino, la
manera de aprender, aún sabiendo que nunca se consigue un satisfactorio
alejamiento de la locura.
La locura es esa malnacida que adopta mil maneras. Es una parte esencial de la
vida y del dolor.
El
dolor es el recordatorio perpetuo de que sigues vivo y por ende, es el heraldo
de la
muerte, esa realidad que tantos se empeñan en olvidar. Por eso el dolor nos lo
recuerda y por eso está presente con obstinación en todo nuestro insano camino a la locura.
Bienhallados seáis todos al Paraíso. Os estamos esperando con los cargadores llenos y cada una de nuestras balas lleva vuestros nombres. ¿Vais a permitir que otros hijos de perra se las lleven?
vamos dar caña ahí..
ResponderEliminarCaña y cañamón, jajajaaja
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